14 de septiembre de 2025

Dictan 38 años de prisión a Genaro García Luna

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BOCÓN

Estados Unidos.—– Treinta y ocho años en prisión. Esa es la sentencia que Estados Unidos impuso este miércoles a Genaro García Luna, antiguo zar antidrogas y secretario de Seguridad Pública del expresidente Felipe Calderón.

El exfuncionario de 56 años, alguna vez considerado uno de los hombres más poderosos y temidos de México, selló su destino en la Corte del Distrito Este de Nueva York ―en el mismo tribunal y ante el mismo juez que condenó a Joaquín «El Chapo» Guzmán en octubre de 2019― por recibir sobornos millonarios y colaborar durante más de dos décadas con el Cartel de Sinaloa.

García Luna ha sido el político mexicano de más alto rango que ha pisado una corte estadounidense.

Será también el primer alto mando que purgue una condena en una cárcel de ese país.

El juez Brian Cogan, además, le ha impuesto una multa de dos millones de dólares.

“No voy a sentenciarlo de por vida, voy a dejarle un poco de luz al final del túnel”, afirmó el juez Cogan antes de dictar una sentencia histórica de 460 meses de prisión.

Cogan no concedió la cadena perpetua que exigía la Fiscalía ni los 20 años, la pena mínima, que pedía la defensa, pero fue implacable y no dudó.

“Usted tiene la misma matonería que El Chapo, sólo que la manifiesta de forma diferente”, aseguró, mientras la mirada del acusado se nublaba y lucía completamente derrotado.

El juez castigó la “doble vida” del exsecretario, que aprovechó sus cargos en lo más alto del Gobierno mexicano para favorecer y colaborar con el Cartel de Sinaloa durante más de dos décadas. Ese fue su argumento principal para dictar la pena. “Usted es culpable, señor”, zanjó.

“Yo no he cometido ninguno de estos delitos”, dijo García Luna al dirigirse por primera vez al tribunal que selló su destino.

El exsecretario apareció con un traje oscuro, el semblante rígido y el ceño fruncido, pero mientras avanzaba la audiencia, su armadura empezó a hacer mella y agachó la cabeza cuando intervino el juez, el último en tomar la palabra.

El exfuncionario aseguró que su caso estaba atravesado por “intereses políticos”, insistió en su buen comportamiento y su legado como servidor público.

“Desde lo más profundo de mis sentimientos, le pido que me permita volver con mi familia”, imploró, por un momento, con la voz entrecortada.

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