LA SOMBRA DE LA INCERTIDUMBRE POR EL NUEVO MANDATO DE TRUMP

El BOCÓN
Este 20 de enero, el mundo mira con atención y preocupación cómo Donald Trump asume su segundo mandato como presidente de los Estados Unidos.
Si bien su llegada a la Casa Blanca ya fue un evento que generó una ola de incertidumbre, su discurso y promesas en torno a la migración han encendido alarmas en todos los rincones del continente.
La amenaza de una deportación masiva de migrantes «ilegales» ha dejado a muchos en un estado de ansiedad y temor, especialmente a aquellos de países como México, que han encontrado en EE. UU. un hogar, un refugio o una oportunidad para construir una vida mejor.
Es difícil no recordar que Estados Unidos, en su esencia, es un país forjado por la migración.
Desde los primeros europeos que llegaron a sus costas, hasta los millones de asiáticos, africanos, oceánicos y latinoamericanos que han aportado su cultura, trabajo y sueños al desarrollo de esta nación.
Sin embargo, la retórica de Trump ha demostrado ser un recordatorio de que muchas voces aún son vistas como «no bienvenidas».
Su política de «America First» no solo excluye a los migrantes, sino que también parece ignorar la historia misma del país.
En particular, el estado de Hidalgo se ha visto afectado por la migración hacia el norte.
Muchos hidalguenses han cruzado la frontera, buscando mejorar sus condiciones de vida y contribuir a la economía estadounidense.
Para ellos, las palabras de Trump sobre deportaciones masivas son un eco de la pesadilla que vivieron en su primer mandato, marcado por el mantra del muro fronterizo y una retórica que deshumaniza a quienes buscan una mejor vida.
Lo que se avecina en estos cuatro años es incierto. La polarización que ha caracterizado a la política estadounidense bajo el liderazgo de Trump no solo afecta a los migrantes, sino que también pone en riesgo la cohesión social y el tejido multicultural que ha hecho de Estados Unidos un lugar diverso y vibrante.
Las políticas de injerencia y el antagonismo hacia otros países generan tensiones que podrían llevar a un aislamiento perjudicial, no solo para la comunidad migrante, sino para el propio país.
Es crucial que la comunidad internacional, así como los ciudadanos estadounidenses, se mantengan alertas y activos en la defensa de los derechos de los migrantes y en la promoción de políticas más humanas y justas.
No podemos permitir que el miedo y la xenofobia dominen el discurso político.
La historia nos ha enseñado que la inclusión y la diversidad son las verdaderas fortalezas de una nación.
A medida que Trump inicia su nuevo mandato, es fundamental recordar que cada acción tiene una repercusión.
Las promesas de deportaciones masivas no solo impactan a quienes son directamente afectados, sino que reverberan en las comunidades que han sido construidas a partir de la esperanza, el esfuerzo y el sacrificio de aquellos que buscan un futuro mejor.
La pesadilla que muchos temen no es solo un sueño, sino una realidad que podría definirse en estos próximos años.
Es nuestro deber, como ciudadanos globales, alzar la voz y luchar por un mundo en el que la migración sea vista como una oportunidad y no como una amenaza.
La humanidad debe prevalecer sobre el miedo, y la empatía debe ser el camino hacia un futuro más justo y solidario para todos.