SIMEY OLVERA SE DESTAPA SIN DECIRLO : HIDALGO EN LA MIRA
El BOCÓN
El Auditorio Gota de Plata se llenó.
El escenario, decorado con flores y mensajes de apoyo, sirvió de marco para el primer informe legislativo de la senadora de Morena Simey Olvera, quien logró congregar a una multitud y a buena parte de la clase política hidalguense.
Nadie duda de su capacidad para movilizar simpatías; eso está demostrado.
Lo que genera debate es qué tanto hay detrás de ese músculo político y qué tanto hay de fondo en su trabajo legislativo.
Olvera hizo un repaso de su paso por el Senado: participación en más de cien sesiones, el respaldo a 21 reformas constitucionales y la promoción de programas sociales “sin intermediarios”.
Su discurso se enmarcó en la narrativa de la Cuarta Transformación, con el sello del expresidente Andrés Manuel López Obrador y el eco del gobernador Julio Menchaca.
Sin embargo, para algunos observadores el recuento fue más político que legislativo: muchas cifras, pocas iniciativas propias.
Detrás del evento, hay un mensaje que todos en Hidalgo entendieron: Simey Olvera quiere jugar en la sucesión de 2028.
Su equipo lo sabe, y su estilo también lo deja entrever.
Su proyección no es casual; busca posicionarse como la voz femenina de Morena en un estado donde el tablero se empieza a mover con anticipación.
Su reto, sin embargo, es convencer más allá del aplauso fácil y la cercanía con el gobernador.
En los pasillos políticos se comenta que, si bien Simey tiene arrastre y carisma, no todos dentro del movimiento la ven con buenos ojos.
Algunos la consideran una figura mediática, más vinculada al discurso de identidad que a resultados concretos, y otros cuestionan su perfil técnico en un contexto donde la ciudadanía empieza a exigir mayor preparación y claridad en las propuestas.
El informe, en ese sentido, fue una demostración de fuerza, pero también una vitrina de contrastes: mucha convocatoria, poco debate legislativo.
La senadora logró mostrarse como una figura cercana, cálida, y con base social sólida, pero aún no despeja la duda de si puede transformarse en una lideresa de proyecto, capaz de ir más allá de la narrativa obradorista.
Hidalgo vive tiempos de reacomodo, y cada paso en la 4T local se lee con lupa.
El acto de Simey Olvera no fue solo un informe: fue un ensayo de campaña.
Y aunque el aplauso fue fuerte, el electorado hidalguense —más crítico y exigente que antes— esperará que la senadora pase del discurso al resultado si realmente aspira a ser la sucesora natural de Julio Menchaca.
