SALINAS PLIEGO DEBE PAGAR IMPUESTOS COMO TODOS LOS MEXICANOS LO HACEMOS
Ricardo Salinas Pliego ha pasado años jugando al contencioso fiscal con México, acumulando una deuda de tal magnitud que hace temblar cualquier discurso sobre “justicia para todos”: más de 48 mil millones de pesos, según la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
La propia nueva Corte, bajo la presidencia del Ministro Hugo Aguilar Ortíz, ha sido clara al respecto.
Y, sin embargo, el magnate de TV Azteca insiste en presentarse como víctima de una “persecución política”; acusa al gobierno federal de montar una campaña en su contra, señala que las instituciones están “cooptadas”, y asegura que él sólo quiere pagar lo “justo”.
Pero resulta paradójico —y ofensivo para muchos mexicanos— que alguien con sus recursos ostente esta postura cuando la propia SCJN, por unanimidad, le ha ordenado pagar.
No es un simple desacuerdo sobre cifras ni una disputa técnica, es una obligación elemental en toda sociedad civilizada.
Todos los ciudadanos mexicanos, desde pequeños comerciantes hasta asalariados, asumimos la carga de contribuir al Estado a través de los impuestos.
Eso forma parte del pacto social.
Salinas Pliego no es distinto.
No puede erigirse en excepción con argumentos de grandeza empresarial o aseveraciones de “soy diferente”.
Lo más grave no es sólo su insistencia, lo que erosiona la confianza en el sistema es su estrategia sistemática de litigio.
Ha promovido más de 100 recursos para dilatar el pago, de amparo tras amparo, de impugnación tras impugnación, el empresario ha buscado obstáculos legales, presionando incluso para apartar ministros del proceso.
Esto no es defensa legítima, es una táctica para desgastar al gobierno, al sistema judicial, y al Estado.
La Corte, desde su nueva conformación, no se dejó engañar.
En su reciente sesión pública confirmó los créditos fiscales: entre ellos, Elektra debe pagar 33,300 millones de pesos por ISR, con recargos y multas.
No hubo voto disidente, no hubo reparos ideológicos, fue un fallo legal y contundente.
Eso desmiente cualquier acusación de sesgo o golpe político.
Salinas Pliego escribe cartas y hace discursos, pero lo que hace falta es acción y cumplimiento.
No basta con decir “pagaremos lo justo”, el Estado debe presionar, sin titubeos, para que el pago se materialice.
La presidenta Claudia Sheinbaum y su administración tienen una oportunidad histórica para demostrar que en México no hay ciudadanos de primera y de segunda cuando se trata de obligaciones fiscales.
No es una persecución de Morena —es una exigencia legítima del Estado de derecho.
Ni discursos ni dilaciones, si Ricardo Salinas Pliego no cumple con lo que la Corte le ha ordenado, debería enfrentarse incluso a un embargo.
No como castigo político, sino como consecuencia lógica de evadir lo que se debe.
Porque al final, el karma existe, no es venganza, es justicia.
Y si hay algo más reprensible que deber impuestos, es presumir de éxito mientras se esquiva pagar por lo que se debe.
Que no se equivoque Salinas Pliego, todos los mexicanos estamos obligados a pagar impuestos, él también.
