EL FEMINICIDIO DE ACTOPAN

El BOCÓN
Actopan.-El frío de la madrugada del 26 de diciembre del 2024 envolvía la localidad de El Boxtha, en el municipio de Actopan, cuando la tranquilidad del hogar de M. G. M. se vio abruptamente interrumpida.
En el interior, una discusión se tornaba violenta entre ella y su esposo, J. J. A. C.
El ambiente se cargaba de tensión, una chispa que encendería una tragedia.
Según los testimonios recabados, la pelea escaló rápidamente y, en un arrebato de ira, J. J. A. C. tomó un machete, instrumento que se había convertido en la herramienta de su maldad.
Con un ataque brutal, propinó varios machetazos a su esposa, dejándola gravemente herida y desangrándose en el suelo de su hogar.
Sin un atisbo de remordimiento, el hombre huyó de la escena llevándose consigo a su hijo pequeño, como si la vida de M. G. M. no valiera nada.
La escena del crimen fue descubierta poco después, cuando vecinos alarmados por los gritos llegaron a la casa y encontraron a M. G. M. en un estado crítico.
Inmediatamente, fue trasladada a un hospital, donde los médicos lucharon por salvar su vida.
A pesar de los esfuerzos, el destino de la mujer estaba sellado. El 14 de enero de este año, después de casi tres semanas de agonía, M. G. M. falleció, y con su muerte, el caso se transformó en un feminicidio.
LA BÚSQUEDA DEL CULPABLE
La Procuraduría General de Justicia del Estado de Hidalgo (PGJEH) no tardó en iniciar la búsqueda de J. J. A. C.
Al enterarse de que había huido a Morelos, la PGJEH solicitó la colaboración de la Fiscalía General del Estado (FGE) de esa entidad.
La coordinación entre ambas fiscalías se volvió esencial; sabían que el tiempo corría y que cada minuto que pasaba alejaba la posibilidad de justicia para la víctima y su familia.
Los agentes de la División de Investigación de la PGJEH, especializados en feminicidios, trabajaron incansablemente.
Con información recabada, lograron localizar al presunto feminicida en un vecindario de Morelos.
En un operativo conjunto, los elementos de la fiscalía de Morelos lograron capturarlo y, tras los trámites pertinentes, lo entregaron a los agentes hidalguenses.
Al llegar a Hidalgo, J. J. A. C. fue puesto a disposición de un juez de control.
La sala de audiencias era un espacio cargado de emociones y tensiones; los familiares de M. G. M. esperaban ansiosos el desenlace judicial.
La Fiscalía de Delitos de Género y Trata de Personas formuló la imputación por feminicidio, presentando pruebas que corroboraban la brutalidad del crimen y la relación violenta que mantenía el acusado con la víctima.
JUSTICIA EN MARCHA
El juez de control, tras escuchar los argumentos y revisar las evidencias, dictó el auto de vinculación a proceso para J. J. A. C., quien, por la gravedad de su delito, permanecería bajo prisión preventiva en el Centro de Reinserción Social de Actopan.
Se le otorgó un plazo de cuatro meses para el cierre de la investigación complementaria, tiempo durante el cual las autoridades buscarían reunir más pruebas que cimentaran el caso en su contra.
Mientras tanto, el niño, que había sido rescatado y entregado a sus familiares, se convirtió en un símbolo de esperanza en medio de la tragedia.
La comunidad de El Boxtha, consternada por la pérdida de M. G. M., exige justicia no solo por ella, sino por todas las mujeres que sufren violencia en silencio.
La historia de M. G. M. y J. J. A. C. resonó en los pasillos de la procuraduría y en los corazones de quienes luchan por erradicar la violencia de género.
La búsqueda de justicia había comenzado, y aunque el camino sería largo y complicado, la memoria de M. G. M. se convertiría en un faro que iluminara la lucha por un futuro sin violencia para las mujeres.