14 de septiembre de 2025

EL PRI EN HIDALGO: ¿LA RESURRECCIÓN DESDE HUICHAPAN CON LOS HERMANOS ROJO?

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EL BOCÓN

La hegemonía del grupo político de Huichapan, que marcó una época en la vida pública de Hidalgo, podría estar lejos de morir.

Aunque disminuido en presencia institucional, su legado político parece tener una segunda oportunidad en manos de sus herederos naturales: los hermanos José Antonio y Jorge Rojo García de Alba.

Tras años de silencio forzado por decisiones del PRI nacional, especialmente bajo el liderazgo de Alejandro Moreno Cárdenas —mejor conocido como «Alito»—, los Rojo fueron relegados por una estrategia de control encabezada por Carolina Viggiano, actual secretaria general del CEN del PRI, senadora con licencia, originaria de Tepehuacán de Guerrero.

Ella, pese a su derrota frente a Morena y Julio Menchaca en la elección a la gubernatura, mantuvo el poder de decisión del partido en Hidalgo.

Su pupilo, el diputado Marco Antonio Mendoza Bustamante, fue colocado como rostro visible del priismo local.

La jugada más significativa de Viggiano fue neutralizar a José Antonio Rojo: lo colocó en la lista plurinominal en un lugar simbólico, sin posibilidad real de llegar al Congreso de Hidalgo, tras Mendoza y Montserrat Hernández.

Una maniobra para decir «estás, pero no estás».

José Antonio Rojo aceptó el papel de delegado de Xóchitl Gálvez durante la campaña presidencial, pero los rumores indican que ese fue el último guiño institucional.

Hoy, se habla de negociaciones discretas con Movimiento Ciudadano (MC), que en Hidalgo también está cerrado por el diputado federal y delegado político nacional Juan Ignacio Samperio y su pupilo Pablo Gómez, pero podría abrirse si la legisladora federal Ivonne Ortega, amiga cercana a José Antonio, impulsa su llegada.

El descontento interno no se limita al grupo Huichapan.

La vieja guardia priista de los exgobernadores —Manuel Ángel Núñez Soto, Miguel Ángel Osorio Chong, Francisco Olvera Ruiz y hasta el ausente Jesús Murillo Karam— estaría lista para recuperar el partido, quitarle el control a Carolina Viggiano y sentar a José Antonio Rojo en la dirigencia estatal.

Una posible «reconstrucción desde adentro», basada en los viejos cuadros que entienden cómo opera la maquinaria partidista del PRI, pero también en la necesidad de renovar el proyecto tricolor con nuevas generaciones.

El grupo Huichapan podría representar el último aliento para un PRI que se desmorona a pedazos en Hidalgo en manos como ya se dijo de los herederos naturales, los hermanos Rojo García de Alba.

Con Omar Fayad fuera del tablero local —hoy embajador en Noruega y promotor del Grupo Plural Independiente—, solo una reconfiguración interna podría evitar la extinción total del tricolor en el estado.

Pero la pregunta es: ¿puede el pasado reconstruir el futuro?

Porque si el PRI hidalguense no logra quitarle las riendas a Carolina Viggiano para las elecciones del 2027, no solo el grupo Rojo se quedará sin futuro, sino el partido entero estaría condenado a una lenta pero definitiva muerte.

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