Israel e Irán intercambian ataques a masivos

▪️Presidente iraní, Masoud Pezeshkian, advirtió que cualquier nueva “agresión sionista” desencadenará una respuesta “más dura y potente” de sus Fuerzas Armadas iraníes
MARCOS H. VALERIO/ EL BOCÓN
La tensión en Medio Oriente alcanzó un punto crítico en las últimas 72 horas con una serie de ataques sin precedentes entre Israel e Irán, que han dejado al menos 16 muertos en Israel, cientos de heridos y un número indeterminado de víctimas en Irán.
El conflicto, que amenaza con desatar una guerra regional, ha captado la atención de los líderes mundiales reunidos en la 51ª Cumbre del G7 en Canadá, donde la Presidenta de México, Claudia Sheinbaum, participa como invitada para defender los intereses mexicanos ante el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
La ofensiva comenzó el viernes 13 de junio, cuando Israel lanzó la operación “León Ascendente”, atacando instalaciones nucleares, militares y de misiles en Irán, incluida la sede del Ministerio de Defensa en Teherán y sitios clave como Natanz e Isfahan.
Según las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), los ataques buscaban neutralizar la capacidad de Irán para desarrollar armas nucleares, aunque tanto la inteligencia estadounidense como la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) aseguran que Irán no estaba desarrollando un arma nuclear antes de los ataques.
Irán respondió con una andanada de misiles balísticos y drones contra ciudades israelíes como Tel Aviv, Haifa y Jerusalén. Medios israelíes reportaron al menos 35 personas desaparecidas tras un ataque en Bat Yam, al sur de Tel Aviv, donde un misil impactó un edificio de ocho plantas, dejando seis muertos, según la organización de rescate ZAKA. En Tamra, al norte de Palestina, otras cuatro personas fallecieron tras el colapso de varios edificios. Hasta el momento, al menos 16 personas han muerto en Israel y más de 300 han resultado heridas.
En Irán, aunque no se han publicado cifras oficiales de víctimas, la agencia estatal Tasnim confirmó daños en un edificio del Ministerio de Defensa y en instalaciones energéticas, como una refinería en Teherán y depósitos de petróleo en Shahran.
Israel también atacó dos sitios de combustible de “uso dual” cerca de Bandar Abbas y Teherán, que según las FDI apoyaban operaciones militares y nucleares. Además, se reporta la muerte de nueve científicos nucleares iraníes y seis altos mandos militares, incluido Ali Shamkhani, encargado de las negociaciones nucleares con Estados Unidos.
El presidente iraní, Masoud Pezeshkian, advirtió que cualquier nueva “agresión sionista” desencadenará una respuesta “más dura y potente” de las Fuerzas Armadas iraníes. En un mensaje cargado de reproches, Pezeshkian criticó el apoyo militar de Estados Unidos a Israel, acusando a Washington de ser “poco confiable” en los diálogos sobre el programa nuclear iraní.
Por su parte, el Primer Ministro israelí, Benjamin Netanyahu, felicitó al Presidente Donald Trump en su cumpleaños 79 y agradeció su respaldo contra el “régimen criminal de Irán”.
Netanyahu aseguró que los ataques continuarán para eliminar las amenazas nucleares y de misiles de Irán, calificándolas como “existenciales” para Israel. En un discurso televisado, el portavoz militar israelí, Brig. Gen. Effie Defrin, afirmó que las fuerzas israelíes han atacado más de 80 objetivos en Teherán, incluyendo instalaciones nucleares y militares, y que la campaña no se detendrá “ni un momento”.
El conflicto ha trastocado los esfuerzos diplomáticos. Omán, que iba a albergar una nueva ronda de negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos este domingo, anunció la cancelación del encuentro. El ministro de Relaciones Exteriores omaní, Badr Albusaidi, insistió en que la diplomacia sigue siendo la única vía para resolver el conflicto.
En el ámbito internacional, el presidente ruso, Vladimir Putin, ofreció mediar tras condenar los ataques israelíes, mientras que líderes europeos, como el ministro francés Jean-Noël Barrot, subrayaron que la diplomacia es la única solución para evitar una escalada mayor.
Sin embargo, la Cumbre del G7, originalmente enfocada en temas como la guerra en Ucrania y las tarifas comerciales de Trump, ha virado hacia la crisis en Medio Oriente. El anfitrión, el Primer Ministro canadiense Mark Carney, enfrenta el desafío de unificar a los líderes en un llamado a la desescalada, aunque las divisiones entre Estados Unidos y sus aliados complican un consenso.
La escalada también ha generado repercusiones globales. Los precios del petróleo se dispararon un 7% tras los ataques a instalaciones energéticas iraníes, y los palestinos en Gaza expresaron su temor de que el conflicto desvíe la atención de su crisis humanitaria.
Mientras el mundo observa con preocupación, la Presidenta Sheinbaum, presente en el G7, ha enfatizado la importancia del diálogo para resolver conflictos y defenderá los intereses de los mexicanos en su reunión con Trump. Sin embargo, con ambos bandos prometiendo intensificar sus ataques, el riesgo de una guerra regional de consecuencias impredecibles sigue creciendo.