14 de septiembre de 2025

VIEJOS CUADROS POLÍTICOS DEL PRI HIDALGUENSE BUSCAN REFUGIO EN OTROS PARTIDOS

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El BOCÓN

El tercer informe de gobierno de Julio Menchaca en Pachuca no solo fue un acto de rendición de cuentas, también se convirtió en un escaparate político que puso sobre la mesa lo que muchos ya sabían y otros apenas comienzan a reconocer: el priismo hidalguense está en plena diáspora.

Ahí estuvieron figuras prominentes como los exmandatarios locales Francisco Olvera y Miguel Ángel Osorio Chong, símbolos de un PRI que alguna vez dominó sin contrapesos en el estado.

La ausencia de otro gobernador como Manuel Ángel Núñez Soto, atribuida a problemas de salud, no borró el hecho de que los viejos cuadros priistas todavía tienen presencia y, sobre todo, intención de seguir en la jugada política.

A ellos se sumó la figura de José Antonio Rojo García de Alba, heredero natural del grupo Huichapan, como recordatorio de que el priismo hidalguense fue más que un partido: una estructura de poder con redes y lealtades por décadas.

Sin embargo, lo que hoy se observa no es cohesión, sino ruptura.

En los corrillos políticos se especula que esta baraja de personajes prepara su salida del PRI hacia Morena, el Partido Verde o incluso Movimiento Ciudadano.

Y no es descabellado.

Ante un PRI secuestrado por los senadores Alejandro Moreno y la hidalguense Carolina Viggiano, las figuras locales saben que seguir bajo esa dirigencia es caminar hacia la irrelevancia política.

La crítica que se escucha entre pasillos es clara: Alito y Viggiano no solo han monopolizado el control del partido, sino que además lo han vaciado de vida interna y credibilidad.

Bajo su conducción, el tricolor no parece encaminarse a la renovación, sino a la extinción.

Para políticos con oficio y con aspiraciones, como Olvera, Osorio o Rojo, el costo de quedarse puede ser demasiado alto.

En Hidalgo, el PRI que alguna vez fue invencible luce hoy como un cascarón olvidado.

Morena ha sabido capitalizar esa debilidad y, con la eventual incorporación de expriistas de peso, podría consolidar una hegemonía de largo aliento.

El Verde y MC, por su parte, se ofrecen como plataformas de reacomodo, como salvavidas para quienes no se sienten cómodos bajo la sombra del gobernador Menchaca.

El escenario no es nuevo: lo que está pasando en Hidalgo refleja la crisis nacional del PRI.

Sin cuadros sólidos, sin proyecto y con una dirigencia enfrascada en su sobrevivencia personal, el partido que alguna vez definió la política mexicana corre el riesgo de desaparecer del mapa electoral.

La pregunta que queda en el aire es si estas figuras que hoy buscan acomodo en Hidalgo serán capaces de reinventarse en otros colores, o si arrastrarán consigo las mismas prácticas que hicieron del PRI un partido agotado.

Lo cierto es que el priismo hidalguense está en fuga, y la escena vivida en el informe de Menchaca fue apenas una postal de ese éxodo político que se avecina.

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