EL ECO DE UN MÉXICO PERDIDO: JOSÉ LUIS ARÉVALO

CHARLAS DE TABERNA
MARCOS H. VALERIO/EL BOCÓN
José Luis Arévalo, con más de 33 años de trayectoria como conductor, reportero y corresponsal de guerra en Noticieros Televisa, se sienta a compartir su vida con un dejo de nostalgia. Su voz, curtida por décadas de relatar historias, desde los horrores de conflictos armados hasta las crónicas del México cotidiano, lleva el peso de quien ha visto cambiar el alma de un país.
En una charla, Arévalo no solo repasa su carrera, sino que lanza un grito de alerta: México está perdiendo sus valores, y el periodismo, dice, debe ser un faro para recuperarlos.
“Me acuerdo de ese México cuando era chavo, cuando iba a León de mi papá y salía a las tres de la mañana”, recuerda con una sonrisa que se quiebra al hablar del presente. “Mi papá me decía: ‘Si te van a robar, échales el coche y no pares’. Pero nunca tenías ese miedo que tenemos ahora”.
Aquel México, describe, era un lugar donde la nobleza del esfuerzo garantizaba oportunidades. “Este país es muy noble. El que trabaja con ganas, le va bien”, asegura, pero su tono cambia al señalar el quiebre de los últimos ocho años, marcados por una polarización que ha fracturado hasta las charlas familiares.
“Ya no puedes hablar de política en la mesa sin que la gente se pelee. Hemos perdido el respeto, y con eso, muchas otras cosas”.
Arévalo, quien ha cubierto guerras y crisis, siente un dolor profundo al hablar de la violencia que azota a México. “Doscientos mil muertos sin investigaciones, sin responsables claros, aunque sepamos de dónde viene la bronca”, lamenta.
La inseguridad, la búsqueda del dinero fácil y la indiferencia hacia el bienestar colectivo son, para él, síntomas de una sociedad que ha olvidado sus cimientos éticos.
“El cuate que vende droga no piensa en el daño que hace. Solo piensa en su beneficio”, reflexiona, con la claridad de quien ha visto el impacto de estas decisiones en las calles.
Como periodista, Arévalo ya no recorre el terreno como antes. “No me autorizan a reportear como quisiera”, confiesa, recordando con emoción contenida un momento en que lloró al recibir noticias que no pudo cubrir directamente. Sin embargo, encuentra en la radio y en sus editoriales un espacio para alzar la voz. “No se trata de criticar por criticar o atacar a la autoridad por deporte”, dice. “Se trata de fomentar valores, de mostrarle a la gente que todavía se puede mejorar este país”.
Su mensaje es claro: el periodismo debe ser un vehículo para rescatar el respeto, la tolerancia y la empatía que México parece haber extraviado.
Con 33 años de experiencia, Arévalo se siente honrado de compartir su historia. “El periodismo es una maravilla”, afirma. Pero su relato no es solo una crónica de logros personales; es un llamado urgente a la sociedad.
“No basta con señalar lo que está mal. Hay que decir: ‘Esto nos falta, y así podemos recuperarlo’”. En un México donde la violencia, la polarización y la pérdida de valores amenazan con apagar su nobleza, José Luis Arévalo apuesta por un periodismo que no solo informe, sino que inspire a construir un futuro mejor.